La historia de la falda escocesa se remonta al menos al final del siglo XVI.
La falda escocesa apareció por primera vez como una tela muy larga que se conoció como la llamada gran falda escocesa.
Era una prenda de cuerpo entero cuya mitad superior se podía usar como una capa que cubría el hombro, o se llevaba sobre la cabeza como una capucha.
La falda escocesa o kilt pequeña (similar a la falda escocesa 'moderna') no se desarrolló hasta finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, y es esencialmente la mitad inferior de la gran falda escocesa.
La palabra kilt viene de la palabra escocesa kilt que significa abrochar la ropa alrededor del cuerpo, aunque la 11ª edición de Encyclopædia Britannica (volumen 15, página 798) dice que la palabra es de origen escandinavo.
La palabra escocesa se deriva del kjalta nórdico antiguo.
La falda escocesa que conocemos actualmente es la versión "corta" de la original. Comenzó a utilizarse en las Tierras Altas y al norte de las Tierras Bajas en el año 1746.
Esta falda corta era más cómoda para utilizar en determinadas tareas de forja y fundición de hierro donde la otra era más incómoda y aparatosa.
Pero lo cierto es que los hombres han llevado falda desde tiempos inmemoriales... los griegos, los romanos, curas, musulmanes, ... podría seguir.
Además de su uso originario por los clanes escoceses, la falda ha venido utilizándose para labores de campo, como protección de las piernas ante el roce con las plantas mojadas en invierno, como cinturón de bolsillos para labores de taller, para contar con sombra y frescor en zonas cálidas y en general un sinfín de usos que, cuando te decides a eludir esa parte cultural en la que nos han educado en algunos países, hacen de ella un complemento ideal para infinidad de circunstancias.
No es necesario ser escocés o tener ascendientes del norte para disfrutar de la comodidad que nos aporta esta prenda.
Desde hace algún tiempo también fue capturada por la estética steampunk, tendencia de los 80 que se desenvolvía básicamente en la zona de Inglaterra durante la época victoriana.
Personalmente no me considero un fashion victim y creo que a veces parece que si la ropa no ha cruzado una pasarela, no es tendencia. Las tendencias de moda no son algo que me interese demasiado y me temo que a la mayoría del sexo masculino no nos causa demasiado impacto, pero eso no significa que no tengamos gusto estético o que no queramos disfrutar con nuestro propio estilo. Lo cierto es que ves cosas sobre las pasarelas que dan miedito... una falda de hombre puede ser francamente masculina, si bien puede alcanzar los matices que uno mismo quiera darle.
Una prenda súmamente cómoda, que hemos utilizado desde los albores de la historia y que por alguna razón en ésta última época, se ha descartado. Hemos presenciado como las mujeres han pasado de ser insultadas por llevar pantalón a resultar algo absolutamente normal, lo cual me parece lo más justo. Sin embargo, permitimos que en nuestra mente, nos resulte poco masculino vestir una falda sólo por cultura... La falda es tan femenina como masculina. El carácter se lo das tú. No estoy revindicando exclusivamente la hombría, me parece todo igual de respetable. También es posible ver faldas en hombres con un aire absolutamente femenino y lo cierto es que esos detalles son al gusto del consumidor. Tú decides, como siempre.
Anímate, prueba una y no te arrepentirás! Puedes ver unas cuantas desde aquí.